En nuestras mentes todo es posible. Podemos pintar como Pablo Picasso, escribir como Ray Bradbury y cantar como Barbara Streisand. Es ahí donde todo ocurre; donde no hay fronteras. A menudo veo cantantes que aseguran cantar bien y estar listos para salir a escena. Solo vienen a buscar una receta rápida que les garantice una mejor técnica vocal, una interpretación aceptable y así poder contactar con productores y grabar discos. Creen estar preparados.
Cuando en la clase comienzan a enfrentarse con sus problemáticas, empiezan a poner los pies sobre la tierra. Es ahí donde todo se vuelve real, donde concientizan el trabajo que tendrán que realizar.
Muchos cantantes deciden hacer el esfuerzo e invertir el tiempo necesario para su formación artística, mientras que otros desisten y se van. También existen los cantantes que siempre están criticando a los demás: a los que sí se arriesgan y se exponen. Dicen: “Como desafina, yo lo haría mejor” o “Que mal se mueve, yo bailo mucho mejor.” Todos estos pensamientos son una ilusión.
El artista es aquel que ejecuta su obra. El cantante, vocaliza, interpreta, crea, estudia, ensaya, busca su estilo, se equivoca, vuelve a intentar, graba un demo, canta en un escenario. Lo que el cantante crea que puede hacer, quedará solo en su imaginación, a menos que en la práctica demuestre lo contrario.
-Debora Lebendiker- coachsingers@gmail.com